27/3/12

Aniversarios contrapuestos


27 de marzo. Muchos recuerdan esta fecha por el aniversario del nacimiento de un maestro en el campo de la arquitectura moderna, Mies Van der Rohe, probablemente debido a la mención que hace sobre este acontecimiento un conocido buscador.



Sin embargo, hoy también es el aniversario de otro acontecimiento arquitectónico de renombre contrapuesto con el anterior, uno por el carácter didáctico de su obra y el otro por lo que ha dado y sigue dando que hablar por lo polémico del proyecto y su carácter experimental, convirtiéndose en la estructura más grande en madera.

Hoy se cumple un año de la inauguración del Metropol-Parasol en la ciudad de Sevilla, más concretamente en la plaza de la Encarnación.



¿Y qué ha sucedido este año? El precio del suelo en la zona se ha revalorizado, se ha conseguido lavar la cara a un espacio urbano que estaba olvidado desde los años 70 del siglo pasado, se ha creado un nuevo hito icónico en la ciudad con una construcción vanguardista que ha suscitado muchas críticas y no ha dejado a nadie indiferente, se ha publicitado la obra y todo el entorno en publicaciones internacionales, se ha conseguido desplazar el flujo turístico hacia este barrio céntrico de Sevilla, se ha construido un nuevo mercado necesario en la zona para mejorar las condiciones de los comerciantes... en fin, se ha reactivado la vida comercial en la zona, tal y como nos muestra el (seguramente ya conocido) vídeo propagandístico que trata sobre este aspecto.

Entonces… ¿objetivo cumplido?

Parece ser que no. El sobrecoste de la obra ha llevado a la administración a buscar una cabeza de turco. (En fin, política... Sobre este tema ya hay mucho hablado).

Política y arquitectura mezclan mal. Si no son ellos igual debemos ser nosotros los que digamos ¡basta ya! y actuemos con sentido común y sensibilidad, valorando más a los grandes maestros que a las obras cimentadas en entramados administrativos. Todo esto, que no es poco, está en nuestra mano, tal y como decíamos en un artículo anterior, ¡hagámoslo!

Para acabar y recalcar la idea que quiero transmitir, elijamos bien y reflexionemos este día de celebración de aniversarios contrapuestos con dos citas: “Less is more” (menos es más) contra “dinero llama a dinero”.

21/3/12

Sobre el poder didáctico de las vacas flacas


…o la selección natural orientada a nuestros días y a nuestra profesión.

Darwin haciéndose muchas preguntas

Decía el arquitecto Juan Herreros en una reciente entrevista que “hay que entender el contexto económico y cultural actual. Lo original ya no es la explosión y la grandiosidad, sino la sutileza y la sorpresa. Ése es el poder pedagógico de la crisis”. Es la clave, y no le falta razón.

Leía no hace mucho en un conocido medio de comunicación un artículo sobre cómo la crisis agudiza el ingenio y cómo son ya muchos los arquitectos (jóvenes en su grandísima mayoría) que, visto el panorama, deciden apostar por otras vías para poder darse a conocer y empezar a trabajar. O para poder empezar a trabajar, sin más. Pequeños estudios emergentes que no han tenido más remedio que adaptarse a una arquitectura de grandes proyectos y pequeños presupuestos, o pequeños proyectos y mínimos presupuestos. Una arquitectura en la que el detalle es el que marca la diferencia.

Valientes son los que emigran, pero tanto o más valientes son los que se quedan. Nuevos integrantes de una profesión saturada y de un contexto cambiante, una jungla donde la lucha por lo poco que hay para llevarse a la boca es feroz. Donde los jóvenes buscan un territorio que hacer suyo y los viejos deben renovarse si no quieren perder el que tenían.

Reformas, rehabilitaciones, nuevas tecnologías… la novedad, el gesto, la sorpresa. Innovar. Adaptarse o morir. Para los nuevos y para los que ya estaban. Ésa es la cuestión.

14/3/12

La "ciudad del conocimiento" de Valladolid

¿Conoces el campus Miguel Delibes de la Universidad de Valladolid?
El actual campus Miguel Delibes fue diseñado en los años 90, según el Plan Especial de la Finca de los Ingleses, en el que se organizó un claustro en torno al cual se proyectarían posteriormente una serie de edificios para la Universidad, así como también el espacio libre circundante, que aunque no se pretendía exuberante, si cubría por completo la manzana con toda clase de árboles frutales, como se puede observar en el plano a continuación. 

 (Manuel Saravia: El nuevo campus de Valladolid: (plan especial de la Finca de los Ingleses)
Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones, 1997)

De entrada, no parece descabellada la idea, una serie de parcelas que formalizan un espacio interior, y que a su vez están unidas en planta sótano por una vía rodada que da acceso a los aparcamientos de los futuros edificios. Las edificaciones se podían mover dentro de unos límites definidos por unos volúmenes de control, siempre y cuando debían de dejar una galería cubierta y abierta al claustro interior descrito, que terminaría funcionando como los soportales de una plaza. Todo esto quedó definido en unas ordenanzas que podemos encontrar en la página de la Universidad de Valladolid. 

Vista de los edificios del Campus Miguel Delibes

Sin embargo, la situación actual es distinta. 20 años después y con 11 edificios a sus espaldas (y otro más en camino), el campus tiene otro aspecto. Una vez colmatado de edificios, quizá el claustro interior se ha quedado pequeño, en comparación con la cantidad de espacio libre existente en la parcela. ¿Cuál fue el criterio de la orientación de ese claustro? Porque no es ni paralelo al camino del Cementerio, ni perpendicular al paseo de Belén, ni tiene una orientación noreste-suroeste; aunque ese no es el problema.

Parece que existió una pretensión de alejarse de de las vías ferroviarias, que no de estar bien comunicado, ya que se dispusieron tanto un apeadero para el tren, como una parada de autobús. Ésta última situada junto al antiguo paso a nivel, en la avenida Valle del Esgueva, y que precisamente este año, se modificará ligeramente el recorrido del autobús, ubicándose una parada dentro del propio campus, frente al edificio I+D. También se quiso distanciar del camino del Cementerio, dejando un margen considerable, y quién sabe si una futura plaza o parque de acceso por esta zona.

Además, el afán de concentrar todas las facultades y edificios universitarios en tan poco espacio no puede ser bueno. Podríamos rebautizar el campus como la "ciudad del conocimiento", ahora que está tan de moda el término de “ciudad de” en Valladolid (Ciudad de la Justicia, Ciudad de la Comunicación). Ya se consiguió trasladar la facultad Educación y Trabajo Social (antiguamente Magisterio ubicada en Huerta del Rey), en breve será la facultad de Ciencias, y hay intención de hacerlo con la escuela de Arquitectura y la Politécnica, ambas en la avenida Salamanca, con las que presumiblemente quedaría cerrado el claustro inicial, y si no se he hecho ya, ha sido por falta de dinero, claro.
Pero es que, con tantos edificios universitarios, se hará necesario otro tipo de infraestructuras en la zona, y todo no se puede concentrar en esta parte de la ciudad. Porque, ¿quién va a querer vivir en Huerta del Rey si ya no están cerca sus facultades? Serán necesarias una o varias residencia de estudiantes, instalaciones deportivas, comercios, un proyecto nuevo para el espacio libre del campus…  En definitiva, un nuevo ejercicio de urbanismo real y responsable para la situación actual.
En mi opinión, quizá se haya perdido la oportunidad de realizar un campus que hiciera más ciudad de la que ahora mismo consigue, mejor implantado en la zona, más novedoso y por qué no, referente no sólo en Castilla y León, sino a nivel nacional. Aunque no sé si la cantidad de alumnos que tiene la Universidad de Valladolid da para tanto, ¿o $í?



7/3/12

Con la “R” …


No, no se asusten, de momento no nos planteamos participar en el “pasapalabra” aunque no sabe uno qué es lo próximo que va a tener que hacer para ganarse el pan, ese pan que con tanta facilidad (no sin esfuerzo) nos ganábamos los arquitectos hasta antes de la crisis. Ya no me refiero a ese bache económico llamado “crisis” por el que pasa Europa, sino al “socavón” por el que pasa la arquitectura. Y es que uno no puede hacer menos que preocuparse cuando en los últimos días escucha los datos que rodean a la arquitectura en España: uno de cada dos arquitectos en este país está en paro, el 50% de los estudios ha cerrado y el que permanece abierto factura un 10% de lo que facturaba hace 5 años. Ante esto la respuesta ha sido casi inmediata: “pues nos marchamos a otros países” esto es lo que han hecho muchos y pensado otros cuantos pero parece que no es la panacea puesto que las condiciones de los que emigran como asalariados son muy duras y el que decide abrir un estudio se encuentra con bastantes problemas burocráticos.

Por ello, el sector está desperezándose y se plantea luchar ya no por hacernos ricos sino por sobrevivir. Y parece ser que lo que va a sufrir la profesión es una Revolución, una Reinvención, una Reconversión hacia aquellas cosas que antes solo realizaban unos pocos estudios por ser mucho menos rentables que las obras de nueva construcción. Estamos refiriéndonos a tasaciones, inspecciones técnicas, especialización en nuevas energías y sobre todo la Rehabilitación.

Parece ser que esta palabra, rehabilitación, es la que separa a los arquitectos europeos que les va bien (Alemanes, Británicos, Suecos, Daneses) y a los que nos va mal. La razón básicamente es que en Dinamarca el 80% de los arquitectos se dedican a la rehabilitación de edificios y a su mantenimiento, en Alemania el 60 % y en España es apenas un 20%. Y no será porque los arquitectos españoles no tengamos esa formación necesaria o simplemente rechacemos este tipo de trabajos y en Dinamarca los acepten, la clave está en una concienciación global comenzando por los de siempre, el Gobierno. Principalmente se le pide que agilice en aspectos burocráticos (licencias) y lance las actuaciones con un decreto de rehabilitación para antes del verano  buscando como dice en unas recientes declaraciones Jordi Ludevid “la rehabilitación arquitectónica no segmentada y que evite la destrucción del patrimonio histórico nacional”.


Ésta es sin duda una de las salidas que nos quedan a los arquitectos pero también parece que hay otros mercados por explotar, en este caso la Rehabilitación energética tal y como proponen los técnicos de WWF España que hablan de rehabilitar energéticamente más de tres millones de viviendas buscando la eficiencia energética de las mismas. Una práctica que ya se ha llevado a cabo en Alemania (dónde iba a ser sino) rehabilitando más de un millón de viviendas gracias a la financiación del banco estatal Kfw y ha producido 240 000 empleos nuevos al año. Por lo tanto, es una práctica que no se debería descartar, aunque los problemas parecen los de siempre, obstáculos normativos y problemas de financiación.

En definitiva, que no todo es negativo en las noticias con la palabra “arquitectura” y nos queda algo de esperanza ya que tal y como hemos concluido en otros artículos anteriores, si algo le queda al arquitecto es su buena formación y la capacidad de reinventarse.

1/3/12

Uno más uno son siete...

Hasta Fran Perea se había dado cuenta de esto, pero no se que tenemos los arquitectos que a ciertas fiestas siempre llegamos tarde.

Mientras el mercado laboral se complejiza y evoluciona, el colectivo de arquitectos sigue, en general, anclado en esquemas funcionales obsoletos, que dificultan la satisfacción de servicios que se le demandan.
La realidad arquitectónica actual [crisis económica al margen] se torna enrevesada: en una época de hiper-regulación, fragmentación laboral y proyectos, cada vez de mayor escala, la figura del arquitecto omnipotente resulta inviable. Temas como la incorporación de factores sociales al proyecto arquitectónico y la interacción con otros campos, hacen imprescindible la creación de equipos multidisciplinares.

Estructura de trabajo de equipo multidisciplinar

La antigua estructura de jerarquía piramidal [vertical] languidece, siendo posible únicamente en los mega-estudios, cuyos arquitectos insignia [generalmente] hace tiempo que se olvidaron de la arquitectura y se dedican a vender marca e imagen. El resultado suelen ser antiguos modelos regurgitados una y otra vez, de escaso interés arquitectónico.
Como reacción, en los últimos años, comienzan a surgir los primeros colectivos [el ejemplo más conocido es el de zuloark] y equipos heterogéneos de carácter horizontal. Algo muy asentado [además de en el mundo anglosajón] en otras áreas, y que los arquitectos hemos estado negando durante tiempo mientras nos mirábamos el ombligo.
Sirva como ejemplo el premio Pritzker, que se otorga a titulo individual. Pero a nadie se le escapa que detrás de estudios como el de Nouvel, Hadid... están cientos de personas anónimas.

Las ventajas de una red de trabajo horizontal son numerosas: la ampliación de perspectiva del trabajo y de análisis, ruptura de las resistencias y criterios preconcebidos, ahorro de tiempo y energía, mejor rendimiento de las competencias individuales, con la actuación del personal más indicado para una situación determinada, no se depende de una persona o de una sola profesión, permite un cierto distanciamiento intelectual respecto a lo cotidiano...

Una suma de conocimientos orientados a un mismo fin, cuyo resultado es mayor que la suma de las individualidades.
Por lo tanto, un grupo de trabajo multidisciplinar de profesionales especializados, pueden competir más y mejor en la difícil situación actual, frente al antiguo modelo basado en asumir la tarea proyectual y subcontratar el resto [véase estructura, instalaciones, urbanismo...] a gabinetes externos, lo cual resulta cada vez más difícil a nivel económico y funcional.

Por supuesto la salida del laberinto no es tan clara y evidente, y existen varios dilemas.
En primer lugar la responsabilidad legal no es compartida, por lo que aparece un factor de desequilibrio jerárquico. Es obvio que en un equipo de iguales, la responsabilidad no puede recaer sobre una única persona.
Por otra parte, no podemos olvidar el componente artístico de la arquitectura. El arquitecto como agente creativo, necesita expresarse de forma individual, y esta expresión subjetiva se diluye al insertarse en un equipo de trabajo de carácter racional.
Saenz de Oiza decía que sus edificios eran como hijos, y ya se sabe que cuando un hijo tiene veinte padres, la cosa no acaba bien...

Arquitecto "solo ante el peligro"

Ante todo esto no soy capaz de escribir una conclusión coherente. Lo único que me atrevo a decir es que la arquitectura debe insertarse en un contexto no solo espacial, sino también temporal, y debe transmitir la esencia de la sociedad que la produjo y por tanto no puede ser ajena a la situación laboral actual. Quizás haya llegado el fin del arquitecto solo ante el peligro.