27/6/12

¿Tiene la noción de lenguaje vigencia en la arquitectura contemporánea?


"Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt."
    "Allí donde están las fronteras de mi lengua, están los límites de mi mundo."
Tractatus lógico-philosophicus , Ludwig Wittgenstein


Esa pregunta, la que titula esta entrada, era la que se hacia este lunes Rafael Moneo en el Congreso Internacional de Arquitectura "Lo Común" celebrado en la Unav. Y es que este SEÑOR [sí, con mayusculas] sigue dando lecciones magistrales de arquitectura como el que se va de cañas con los colegas.

A lo largo de la historia de la arquitectura se ha producido una evolución en el lenguaje arquitectónico, que era testigo del contexto socio-cultural y técnico de la época: de la cabaña primitiva de Laugier, pasando por las catedrales góticas o el Art- Nouveau.
En general ha sido un proceso lineal, de desarrollo constante, hasta que Loos [en "ornamento y delito" y en su propia arquitectura] lanzó una cuestión al aire, que luego retomaría Le Corbusier con la aparición del movimiento moderno: la ruptura historicista, y la búsqueda de un nuevo lenguaje. [Sustituye un lenguaje obsoleto por otro más acorde a la técnica y tiempo, pero sigue trabajando sobre el mismo concepto].
El camino historicista es retomado años después por Aldo Rossi [La arquitectura de la ciudad]. Quizás cuando hablamos hoy día de lenguaje arquitectonico, nos vienen a la cabeza los mamotretos rancios que plagaban España [también Italia] en los años 80, realizados por "Rossianos" incapaces de emplear la finura que demostró Rossi en el Cementerio de San Cataldo.

Personalmente, descubrí la importancia del lenguaje arquitectónico visitando la Neue Nationalgalerie de Berlín. Después de una carrera exitosa, cuando va a proyectar su ultima gran obra, va y se casca "un templo griego". Después de superar el neoplasticismo, la Bauhaus y conseguir la mayor depuración del lenguaje a la que se haya llegado, hace algo que se había hecho 2.500 años antes.
Y precisamente lo que la convierte en obra maestra y le aporta contemporaneidad es el exquisito uso de dicho lenguaje arquitectónico. El uso del material [vidrio y acero] trabajado con absoluta nobleza, logrando que los elementos dejen de ser algo meramente constructivo para convertirse en algo superior.


Contraposicion de la Neue Nationalgalerie y templo griego arquetipico


Aún quedan maestros, como el propio Moneo, que llegan ya a sus últimos años [aunque viendo a Niemeyer, nunca se sabe] y que se ocupan de cuestiones como éstas. Mención aparte merece Álvaro Siza [debo advertirles de mi “Sizismo” exacerbado]. El gran mérito del portugués reside en saber recoger la tradición arquitectónica de su país y modernizarla, renovando su lenguaje sin estridencias.
Es espectacular leer cómo describe su intervención en la reconstrucción del Chiado: “Cuando una chaqueta pierde un botón, lo lógico es buscar un botón parecido a los demás y volverlo a coser, en lugar de poner un nuevo botón diferente”. Ese botón es el lenguaje arquitectónico. Y esa habilidad para leer adaptarse al contexto, es lo que le convierte en charnela entre tradición y contemporaneidad.

Sin embargo, hay que reconocer que hablar de lenguaje arquitectónico ya no se lleva. Lo “cool” es ir de cultureta por la vida deslumbrando con ideas felices y re-interpretaciones banales. Es una cuestión descuidada incluso por los star-architects. Ejemplo de ello podría ser el estudio Herzog y de Meuron, que en su primera etapa mostraba interés y cura por este aspecto, y con el tiempo se han volcado en otras faceta de la arquitectura dejando un poco de lado el tema del lenguaje.

El simpatico Clip de microsoft word esperando ganar el premio Pulitzer

El motivo de ese descuido es la ruptura de la relación técnica-lenguaje. Hasta hace unos años, el desarrollo de ambos era paralelo, pero los grandes proyectos [véase caprichos formales] de los últimos años han subordinado el concepto de lenguaje a sus alardes técnicos y estructurales. Y este proceso es tan absurdo como esperar que el Clip de microsoft word gane algún día el Pulitzer.


21/6/12

La evolución del estudiante de arquitectura


Aprovechando que el curso llega a su fin quiero realizar una mirada retrospectiva a lo que han significado estos últimos años en la escuela mediante las fases que acontecen en la evolución del estudiante de arquitectura. Claro está que dependen mucho de cada persona, pero aún así hay aspectos que me parecen comunes.

Previamente a entrar en la facultad se tuvo que elegir entre una educación tirando más por “letras” o “ciencias”. Ésta fue la primera decisión importante para nuestra enseñanza, igual más encaminada en un gusto general, donde las salidas predominantes eran ser abogado en letras, o médico o ingeniero en ciencias. Pero en esa misma etapa llega el momento de una decisión más específica, elegir carrera, en el caso de la inmensa mayoría de nuestros lectores y de mí mismo, arquitectura.



Primer día en la facultad, seguro que siempre recordamos ese momento, edificio nuevo, asignaturas nuevas, gente nueva, e incluso para muchos, ciudad nueva, he aquí el principio de nuestra aventura. Ya nos habíamos informado antes y sabíamos que no era una carrera sencilla, se podía leer y escuchar por todos lados frases irónicas y simpáticas a la vez sobre las razones para estudiar arquitectura, del estilo de "dormir más es vivir menos", o que el "redbull es adictivo". Estas frases nos acompañarán todos los años, pero la primera vez que las oímos no se entienden hasta que llega la primera entrega. Aún así, el primer año no está tan mal, es la toma de contacto con la universidad, ésto se traduce en fiestas varias, además de que comenzamos a entender diferentes conceptos que nos enseñan en la escuela y paseamos por la ciudad mirando todos los edificios, e incluso de tanto “practicar” acabamos haciendo mejores dibujos a mano alzada, caminamos con nuestras carpetas gigantes y tubos con la corrección o entrega satisfechos por la calle. Total, que la vida se veía de color de rosa.

Pero los años pasan, nos acostumbramos a las entregas y damos por hecho que las noches van a ser muy largas, nos asomamos a la ventana y vemos las 4 ó 5 luces encendidas de los compañeros que viven cerca. El ambiente artístico y bohemio que se respira en las clases de análisis y representación en los primeros años se empieza a enrarecer quedándose casi exclusivamente en las clases de proyectos y comienzan a tener un gran peso asignaturas como estructuras y construcción, relacionadas con el carácter técnico del arquitecto, pero la llama que tenemos cada uno dentro no se apaga y seguimos poniendo a prueba nuestra creatividad e imaginación en cada nuevo proyecto.

Y llegamos a los últimos años, cansados pero no rendidos, viendo cada vez más cerca el final de la carrera. Comienzan a asaltarnos las dudas del futuro profesional. Nos ha tocado vivir esta época de recesión y el sentimiento difiere mucho de lo que se podía pensar hace años, de acabar y salir corriendo a trabajar a un estudio se pasa ahora más bien a acabar y salir huyendo.

Y por último, antes de poder tener nuestro título, el PFC, etapa en la cual me hallo, momento en que más que nunca no te despegas del ordenador si no es para ir a corregir con el tutor. El cansancio y la frustración se hacen más evidentes, la cabeza se nos inunda un día de pesimismo y otro de optimismo (igual la proporción es 2 a 1). Nos encontramos en el limbo. Todas las ideas de futuro quedan ensombrecidas por lo que llega a nuestros oídos de lo complicado que está el sector, pero con más ganas que nunca de terminar con la evolución que nos ha llevado hasta este punto y convertirnos en arquitectos. Ilusos de nosotros, nunca acabaremos de evolucionar, nunca acabaremos de aprender, pero esa es una de las cosas buenas de nuestro gremio.

Y con esto pongo punto final al artículo que me ha servido de momento de reflexión nostálgica ,sin saber qué nos deparará el futuro pero esperando que las cosas mejoren y no echemos de menos la época de estudiante. Espero que no se cumpla lo que dijo Jorge Manrique: “Cualquier tiempo pasado fue mejor”.

8/6/12

#PASAEdeviaje: ÁMSTERDAM, apartamentos WoZoCo’s (MVRDV)

El pasado verano tuvimos la oportunidad de realizar un viaje que nos llevó a diferentes capitales europeas y, como no podía ser de otra forma, la cosmopolita Ámsterdam fue una de las paradas obligadas en nuestro recorrido.


La cultura arquitectónica holandesa es, como todos sabemos, una de las más destacadas del panorama contemporáneo europeo, y los apartamentos WoZoCo’s suponen uno de los múltiples ejemplos de la cantidad de obras gratamente innovadoras que han surgido allí como fruto de las oportunidades facilitadas a jóvenes y talentosos estudios en el país.

El bloque, destinado a personas mayores de 55 años, está situado en el barrio de Ámsterdam-Osdorp, uno de los barrios (bastante) periféricos de la capital. Fue construido entre los años 1994 y 1997, y es uno de los proyectos gracias a los cuales un (por aquel entonces) prometedor estudio, compuesto por 3 arquitectos y llamado MVRDV, se dio a conocer en el panorama arquitectónico internacional.

 
Como se puede apreciar, y todos ya sabemos, lo más característico  e impactante de este bloque son sus grandes cajones en voladizo, en los que se ubican viviendas completas. Teníamos ganas de verlos in situ, y la verdad es que son tan impresionantes como imaginábamos.

 
Es curioso saber que estos cajones en voladizo son una respuesta a un problema programático y urbanístico: por norma, la ocupación de suelo y el límite de altura tan sólo permitía un bloque de 87 viviendas para garantizar su perfecto soleamiento, pero el cliente demandaba 100. El hecho de situar las otras 13 en un bloque extra suponía ocupación de más suelo y eliminación de zonas verdes, así que los arquitectos decidieron colocarlas en la fachada norte en sorprendentes volúmenes suspendidos en el aire, con varios metros de vuelo.

 
La mayor parte del presupuesto se dedicó a la estructura, triangulada e indeformable, así que para este proyecto se utilizaron materiales poco costosos, y el resto del bloque es bastante sencillo. Por otro lado, en la fachada sur se produce un juego dinámico a base de formas y colores, de ventanas y pequeños balcones que también sobresalen, y que pese a su aparente irregularidad forman un conjunto equilibrado que comparte el carácter WoZoCo.


Es grato comprobar en primera persona cómo un aspecto a priori azaroso y producto de un capricho responde realmente a un problema planteado, resolviéndolo de una forma imaginativa y contribuyendo a dotar al barrio de un bloque diferente, innovador, un bloque que causa impacto y que es otro claro ejemplo de ese movimiento arquitectónico contemporáneo tan holandés.

PASAE & Co

1/6/12

Serpentine Gallery 2012


Como un clásico de los últimos veranos, a partir de hoy 1 junio, y hasta el 14 de octubre, se podrá visitar el nuevo pabellón Serpentine Gallery, situado en los Kensignton Gardens, Hyde Park, Londres. En esta edición de 2012, el diseño del pabellón ha recaído conjuntamente en Herzog & de Meuron y Ai Weiwei. Es ya la 12ª entrega en este formato de pabellón estival, en la que la galería de arte encarga su realización a un arquitecto y/o artista reconocidos internacionalmente, que además, como requisito anecdótico, no debían tener completado ningún edificio en Inglaterra. 

Herzog & de Meuron y Ai Weiwei, pensando la estructura para su nuevo pabellón. 

Sin embargo, este año no se cumplirá,  ya que Herzog y de Meuron construyeron en 2003 el Centro de Danza Laban, y rediseñaron en 2000 la Tate Modern, así como su ampliación posterior, que está previsto que se inaugure para los Juegos Olímpicos que se celebran este año en Londres. Y es  por esta razón, los Juegos Olímpicos, que se han saltado la norma (ya veremos si excepcionalmente) ya que el pabellón forma parte del London 2012 Festival, dentro la sección Arte de las Olimpiadas Culturales, o lo que es lo mismo, el conjunto de eventos programados y relacionados con los Juegos Olímpicos. De esta forma se recurre a los arquitectos del Estadio Olímpico de Pekín, icono de las anteriores olimpiadas y nexo de unión con las de este año.
Esquemas de generación del pabellón Serpentine Gallery 2012. 

En cuanto al diseño, Herzog y de Meuron nos propone explorar la historia oculta de los anteriores pabellones: toman de referencia los cimientos, vestigios y trazas previas de sus antecesores, estando la superficie del pabellón rehundida con respecto al nivel del parque, existiendo once columnas, tantas como pabellones construidos, y una duodécima que representa al actual; todas ellas sujetando la cubierta inundada que se eleva tan sólo 1.4 metros sobre el  nivel del suelo. El corcho y otros materiales sostenibles son los elegidos para este pabellón efímero que en esta edición nos evoca al recuerdo de sus predecesores con un enfoque arqueológico
Así que ya sabéis, si pasáis por Londres este verano, no dejéis de visitarlo, y nos contáis si ha merecido la pena.